La palabra “idiota” proviene del griego idiṓtēs y, en la antigua Grecia, designaba a quienes se desentendían de los asuntos públicos de la Polis para centrarse solo en sus intereses personales.
Si aplicamos esta idea al mundo actual, podemos preguntarnos:
¿Existen idiotas en las organizaciones modernas?
La respuesta, sin duda, es afirmativa.
Los idiotas corporativos suelen:
Cumplir únicamente con lo que se les asigna.
Ser poco proactivos y reacios a colaborar.
Ignorar correos u otros mensajes que no provengan de un superior directo.
Desentenderse de la estrategia corporativa si no reciben instrucciones directas.
Mostrar indiferencia ante la cultura y valores de la organización.
La relación de estos individuos con la empresa es mínimamente funcional. Aunque pueden ser competentes, su apatía hacia lo colectivo limita el potencial de toda la organización.
Si hay pocos idiotas corporativos, su efecto puede ser aislado y no generar grandes daños estructurales.
Cuando la idiotez se generaliza:
Afecta a departamentos enteros o zonas específicas de la empresa.
La causa suele ser endógena, fruto de la propia cultura o estructura organizativa.
El impacto es mucho mayor si el idiota ocupa un cargo de responsabilidad. Su comportamiento es contagioso y puede ser imitado por su entorno cercano.
Potestas: poder formal, conferido legalmente.
Auctoritas: autoridad moral, ganada por coherencia, respeto y visión.
En liderazgo, no basta con tener Potestas. Se necesita Auctoritas para guiar.
No se transfiere automáticamente.
Se puede desarrollar, pero requiere tiempo, esfuerzo y autoconciencia.
Un líder idiota:
Proclama compromiso, pero actúa en contradicción con los valores de la empresa.
Provoca desmotivación, inseguridad y falta de dirección en su equipo.
Genera una reacción en cadena de “idiotez organizativa”.
El primer paso es identificar si el problema es reversible o no.
Cuando el egoísmo o la vanidad del líder están profundamente arraigados:
Lo mejor es reemplazarlo para proteger la salud organizacional.
Cuando hay margen de mejora:
Acompañar al líder en un proceso de desarrollo personal y profesional.
Ayudarle a integrar el interés colectivo en su propósito individual.
⚠️ Nota: Esto no se resuelve con un simple curso de liderazgo.
El liderazgo eficaz exige equilibrio entre lo personal y lo colectivo.
Una organización es un entramado de comportamientos conectados, y el ejemplo del líder define la cultura interna.
Para evitar consecuencias tóxicas:
Prevención: que los idiotas no lleguen al liderazgo.
Corrección: actuar con rapidez si ya están en ese lugar.
La calidad del liderazgo determina la salud de toda la organización.